

En las reseñas que se han hecho tradicionalmente de las Cortes de Cádiz, la atención se ha dirigido a los liberales, y se ha relegado la actividad de otros grupos. Uno de ellos, tornó como bandera el nombre del Filósofo Rancio, y se lanzó a una guerra de guerrillas contra el grupo mayoritario. Tras unos afortunados golpes de mano, van consiguiendo sus propósitos, y ampliando el número de adeptos; alcanzando mucha influencia, tanto dentro del Congreso, como sobre la Regencia, así como en la opinión popular, a través de oportunos escritos y publicaciones.
Ficha técnica